Néstor Marcos

Centro Cívico de la Ajerquia Norte . Córdoba

origen: gracias a Néstor Marcos

El proyecto se plantea desde el análisis en sección del lugar y del grano de vacío con el que estamos trabajando, que responde a un carácter tipológico de este ámbito de la ciudad de Córdoba.
La zona de actuación está oxigenada por dos grandes vacíos, la Plaza  San  Agustín  y  los jardines  adosados  a   la  Iglesia  de  San Agustín. No menos importante es el paisaje de cubiertas al que nos enfrentamos y en el que se pretende actuar manteniendo una estructura tipológica y cosiendo con una serie de faldones que darán continuidad e identidad al lugar, sabiendo dialogar con esa referencia del barrio como es el campananario de la iglesia, que estará presente en todos nuestros puntos de vista.




La intervención se reduce a una comprensión y adaptación de una edificación existente, para saberle incorporar de forma notoria un par de cuerpos emergentes que responden a actitudes similares, pero a programas funcionales totalmente diferentes.
La estrategia principal del proyecto es la colocación alineada de los núcleos verticales, sabiendo respirar ambos por sus respectivos patios idénticos de medida, uno existente y el otro de nueva creación. Esta decisión organiza el espacio de forma que desde cualquiera de los dos accesos al edificio tienes un control absoluto de su posición.
La propuesta presenta una dualidad funcional, por una parte la zona administrativa y por otra el Centro Cívico. Desde el primer momento lo hemos entendido como un único y compacto proyecto, sin disgregaciones, por ello la ocupación de todo el solar.
Igual que unitaria, la propuesta es respetuosa, sabiendo posicionarse en el contacto con las medianeras existentes.
Éstas responden a un perfil irregular y de baja altura, el cual respetamos distanciando el cuerpo saliente (cogüelmo) y cediendo unas terrazas accesibles que viven del patio y del paisaje de cubiertas.

El proyecto es la sección, ese contorno imaginario que describe los bordes de lo construido y lo unifica, frente a un gran vacío presidido por la Iglesia de San Agustín.
La volumetría tiene una clara vocación de buscar la luz de norte para iluminar y protegerse de las ganancias térmicas que provocarían una mala orientación.
La parte catalogada forma el zócalo que necesita el cogüelmo para anclarse al lugar, imagen que responde al alzado que se genera desde la plaza. El cogüelmo emerge, permite esa visión panorámica del barrio y a la vez se exhibe escultóricamente en un paisaje irregular pero con orden establecido.
En la intervención histórica se mantiene el sistema estructural junto al conjunto de acabados tradicionales como vidrieras, arcos etc. Este panorama conseguimos que se funda a la nueva arquitectura mendiante acabados contemporáneos, cromatismos, texturas y la sensación de espacio interior.
El cogüelmo es una epidermis plegada de chapa perforada.
lacada en blanco que tiene una triple justificación: primero el cromatismo del lugar pide una gran superfie blanca con una textura uniforme, segundo la condición de filtro solar de los espacios interiores y tercero el ahorro de ganancias energénicas en el edificio que reduce el gasto de mantenimiento.




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